Hemos
visto en la calle y en la televisión, el enorme fervor popular del pueblo
español por la Semana Santa. Se trata de una piedad sentida y de una fe
profunda. Sin embargo, al volver al calendario laboral, nos encontramos con un
país que tiene algunas costumbres y
leyes, alejadas de las enseñanzas del querido Nazareno. Quisiera decir que defender
un humanismo cristiano para el ámbito civil no es confesionalismo católico. Por
ejemplo: un valor, humano y cristiano, es el optimismo. Tal actitud es positiva
en la esfera civil y en la religiosa. Pienso que hay personas que se alejan de una
vida cristiana, por considerarla inalcanzable. Esto es un error: ni la
Magdalena ni el Buen Ladrón llevaban un currículum muy vistoso, y sin embargo
resultaron vencedores. No pretendo plantear un cristianismo flojo y comodón.
Solo deseo recordar que el mensaje del Evangelio es muy alentador para todos
los hombres. Por otra parte, ser cristiano no es cerrar los ojos ante lo que va
mal; pero sobre todo consiste en admirarse de tantas cosas buenas que hay en la
vida y en las gentes, de variadas condiciones y creencias. Por este motivo,
también es cristiano tener una visión positiva y constructiva de nuestra propia
sociedad civil. En ella podemos desarrollar una inteligente capacidad de
cooperación con gente de muy diversas tendencias; algo de lo que estamos muy necesitados.
José Ignacio Moreno
Iturralde
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