El uso del teléfono móvil y su influencia en las
personas. Ideas de una conferencia de Sherry Turkle
Esta señora ha investigado 15
años sobre el uso del teléfono móvil. Antes de empezar la conferencia ha
recibido un mensaje de su hija, muy animante. Al mismo tiempo, va a hablar
acerca de que esto puede ser un problema. Antes era muy partidaria de la
tecnología de la comunicación. Ahora piensa que el conocimiento virtual puede
llevarnos a un sitio que no queremos.
El teléfono móvil no solo cambia
lo que hacemos, sino lo que somos. Estamos continuamente enviando mensajes.
Estamos juntos, sin estar juntos. Esto cambia la forma de relacionarnos con los
demás y con nosotros mismos. Estamos así en todas partes, para poder controlar
donde ponemos el foco de atención. Podemos mantener la distancia según nuestros
intereses.
Sin embargo, un adulto y un joven
necesitan relaciones reales, cara a cara. Saber establecer una conversación
real es algo vital para un joven. Cara a cara no podemos editar, retocar lo que
decimos. En la vida real sale nuestra verdadera personalidad, con relaciones
vivas. Muchos what´s up no sustituyen una conversación real. Con los mensajes
de móvil no nos conocemos bien unos a otros. Estos mensajes virtuales ponen en
peligro nuestra capacidad de conversar. Hay gente que piensa que un asistente evolucionado de Apple puede llegar a ser un buen amigo.
A veces pensamos que nadie real
me escucha y esto nos lleva a enviar mensajes. Hemos perdido la confianza de estar ahí para los demás.
Una vez vio a una señora que
había perdido un hijo, consolándose con un robot que le contestaba (esto es
tremendo). Esperamos más de la tecnología y menos de los demás. Con la
tecnología estamos conectados: ponemos controlar donde ponemos la atención,
pensamos que seremos escuchados y que no estamos solos. Si alguien se siente
solo, le da pánico y busca conectarse. “Comparto, luego existo”.
Sin embargo, si uno no cultiva la
capacidad de estar a solas consigo mismo, los momentos de soledad, uno termina
estando más aislado y solo. Si no enseñamos esto a los niños, terminarán solos.
Podemos cambiar esta relación con
la tecnología. Hace falta reflexión. Dejemos espacios a la soledad. Además,
necesitamos diálogos cara a cara, también con las partes aburridas. Hemos de
reconocer nuestra vulnerabilidad, hemos de escucharnos.
No se trata de eliminar el móvil.
Pero hemos de regresar a nuestra vida real: familia, amigos, ciudad. La vida
real que es la que podemos amar.
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