Los medios de comunicación ofrecen un servicio muy
importante para el conocimiento. Sin embargo, muchos contenidos de la prensa,
de la radio, de la televisión e internet, tienen una visión parcial, cuando no
deformada de la realidad. Es importante tener espíritu crítico ante estos
contenidos.
Muchas verdades importantes no salen casi nunca en los
medios de comunicación que, con frecuencia, ofrecen pobres aproximaciones. Hay
que tener en cuenta que en la televisión vemos la realidad a través de unos
ojos que no son los nuestros y que seleccionan lo que quieren enseñarnos.
Cuanto menos conocimiento se tiene de una cuestión,
más se tiende a aceptar lo que aparece en televisión. Es inteligente tener una
actitud activa ante los medios de comunicación, sabiendo seleccionar lo que nos
conviene y contribuye a mejorar nuestra personalidad. Es importante tener una buena
dieta informativa.
Internet está suponiendo una revolución en nuestra
conducta. Sus posibilidades positivas son enormes. También lo son las
negativas. Un aspecto de interés es la falta de criterios sólidos para
enjuiciar los contenidos vertidos en la red. Mucha información es fiable, pero
otra no lo es. En internet intervienen millones de personas y quien tiene más
poder y más influencia no es siempre, ni mucho menos, el que tiene un
conocimiento más profundo de la verdad de lo que se habla. Los datos buscados
en internet pueden ser interesantes, pero la red no ofrece ninguna garantía
seria de la profundidad de los conocimientos que en ella se exponen.
Por otra parte, puede ser importarse darse cuenta de
que el cúmulo de noticias que está alcance de nuestra mano no es fácilmente
asimilable. La persona es un ser moral que tiende a dar una interpretación y
una respuesta ante las acciones que ve. Sin embargo, en los medios de
comunicación se nos ofrecen múltiples cuestiones problemáticas ante las que podemos
hacer muy poco. Por este motivo, es importante saber redimensionar la
información y no olvidar que lo que verdaderamente podemos hacer se mueve
principalmente en nuestro entorno más cercano o asequible a nuestras
posibilidades reales de intervención en la sociedad.
Otro asunto de interés es saber gestionar la facilidad
para comunicarnos que nos ofrecen las nuevas tecnologías con la atención al
entorno real de las personas que tenemos alrededor de nosotros. No hay que
confundir la comunicación con la compañía. Se puede estar muy comunicado y, al
mismo tiempo, bastante solo. La compañía, y la comunicación personal cercana,
es más importante que la mera comunicación.
Algunos preclaros pensadores apuestan por una
civilización del conocimiento, que rebase
la actual cultura de la comunicación. Puede ayudar a tan noble propósito darse
cuenta de que el conocimiento es un medio, no un fin. Nos parece que el fin del
conocimiento, y de todas las demás capacidades descritas, es la cordial
convivencia humana a diversos niveles. El amor es la única actividad que es un
fin en sí misma porque se ancla en el respeto personal y en la afirmación de la
vida. No se trata de saber muchas cosas sino mucho de las más importantes; y
entre ellas destacan las relaciones interpersonales, que se basan en aprender a
querer.
La educación que fomenta el amor por la verdad ha de
hacerlo vida en la atención personalizada de cada alumno y de sus familias. La calidad académica, el aprendizaje de idiomas, la
tecnología… son factores necesarios; pero solo una enseñanza será excelente si
añade a estos aspectos una búsqueda de la verdad y del bien personales de cada
uno de sus alumnos. Para esto, es muy importante dar ejemplo personal. Cuando,
a través de la vida cotidiana, un adulto trata de ser un hombre o una mujer
veraces, se está sembrando una referencia para los jóvenes.
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