Desde hace unos decenios no parece que la castidad esté muy
de moda. Incluso hay cierta predisposición social a reírse de esta virtud cristiana.
Pensando algo más, las cosas conclusiones pueden ser distintas. Me parece que
en muchas personas existe nostalgia de pureza, de inocencia, de la alegría que
da vivir una vida limpia. Se sabe que la castidad cuesta un esfuerzo, que a
veces parece bastante difícil, porque quizás se ha olvidado que también se trata
de un don que hay que pedir.
José Ignacio Moreno
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