La
irrupción de la IA hace prever grandes cambios en el mundo laboral. Ya
estábamos muy tecnologizados, pero esta novedad pone en el desarrollo del
conocimiento una guinda, un cohete, o una bomba; todavía no lo sabemos bien.
Bien es cierto que tanta tecnología no incumbe a enormes sectores de población
de países poco desarrollados. Las patentes desigualdades mundiales ponen de
manifiesto que, junto al desarrollo de la inteligencia artificial, existe una
deficiente inteligencia natural, si por ésta entendemos un progreso humano y
moral.
Nuestra
sociedad occidental se rige por los méritos, la eficacia y los resultados. Se
nos pone cara muy seria al hablar del trabajo. Tanta tensión y exigencia se
intenta compensar con espacios de diversión y afectividad. Pero no parece que
haya mucha unidad personal en estos planteamientos. ¿Usted para qué vive?
resulta una pregunta provocadora e impertinente, pero de gran valor, y quizás
convenga enfrentarse a ella más a menudo y con detenimiento.
Disfrutar
es algo fantástico, que se desea para uno mismo y para los demás. Sin embargo,
solo a personas muy cercanas y de confianza se les desea ser felices. Hay un
cierto escepticismo respecto a la felicidad. Las tragedias que nos dan a
conocer los medios de comunicación y las asperezas de la realidad, nos sitúan
en un marco donde parece que hay no se divisa un espacio estable de felicidad.
Sin embargo, como una estrella en el firmamento, aparece ante nosotros algún hombre o alguna mujer feliz. Suele ser alguien realista, maduro, que sabe querer y se le quiere. Se trata de una persona que es una referencia para su entorno, sin que ella se dé mucha cuenta. Nos percatamos entonces de que estos familiares o amigos llevan consigo una antorcha de auténtico progreso. Pienso que una de sus cualidades destacadas es la sencillez: algo muy relacionado con aceptarse a uno mismo en el mundo, centrándose en la realidad que toca, sin dar muchas vueltas a lo que podría haber sido de otro modo. Quien posee esta virtud tiene un estilo de vida sincero, abierto a una empatía natural con quienes les rodean. No se trata de que les haya salido todo bien; sino de que saben salir bien de lo que les sucede. Conocen el modo de volver a poner en su sitio lo que se ha descolocado. Sus vidas no han sido fáciles, pero parece que ellos y ellas saben hacer las cosas de un modo fácil. Todo el mundo tiene problemas y defectos, pero hay personas que tienen un especial salero para vivir, y un carácter estupendo. Quisiéramos ser como ellos en esto y nos preguntamos: ¿Cuál será el secreto de su felicidad? Como les conocemos, algo podemos intuir de por dónde van los tiros. Además, es bueno plantearse… ¿No podría yo llegar a ser así también?
José Ignacio Moreno Iturralde
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