Cuando el futuro se nos presenta difícil e incierto, podemos tender a mirar hacia el pasado. Recorremos despacio nuestra biografía: encontramos momentos entrañables de la infancia, alegrías; también momentos difíciles. Incluso pueden existir etapas de negrura y dolor, donde siempre permanecía el firmamento abierto, si queríamos mirar hacia arriba.
El hecho de entendamos toda nuestra vida como una unidad con sentido puede tener explicaciones psicológicas, pero una comprensión profunda, sencilla y positiva de nuestro pasado descansa en que Dios estaba con nosotros. Y si estaba, sigue estando y estará a lo largo de todo nuestro camino. Si alguien piensa que poner en Dios el hilo de comprensión de nuestra existencia es un salto aventurado, le diré que sí que es una aventura. Sin embargo, considerar que el sentido de la vida está solo dentro de nuestra epidermis es algo desventurado.
Lo divino se entrelaza con lo humano. Esa fe en el pasado nos hace encontrar algunas personas, muy queridas, en las que encontramos auténticas ejemplos de lo que es acierto en el vivir. En ellas podemos encontrar las referencias seguras para afrontar con esperanza y salero personal nuestro futuro.
José Ignacio Moreno Iturralde
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