Con motivo de la actual epidemia, están falleciendo un
elevado número de personas mayores. Quisiera agradecerles de corazón su ejemplo
de vida, su sencillez, su esfuerzo. Ellos nos sacaron adelante y pensaron más
en nosotros que en sí mismos. Puede haber excepciones, pero pienso que la
generación que nos está dejando ha tenido un cimiento fuerte sobre el que
apoyarse: la familia. Con su fidelidad matrimonial y su trabajo cotidiano han
sabido asimilar innumerables sinsabores, sin aspavientos, de modo realista. Por
esto, su compañía nos producía tanta alegría y bienestar. Curtidos en guerras y
hambres, nos han dado ejemplo de cómo disfrutar de las cosas sencillas de la
existencia, con gratitud. Su madurez, su fe cristiana en muchos casos, su bendita
pesadez y su profundo cariño humano nos dejan unas referencias que son toda una
guía para la vida. Confinados durante unas semanas, pero protagonistas de un
futuro abierto, redescubramos ahora en nuestras casas los motivos profundos y
positivos, por los que merece la pena vivir. Pienso que puede ser un precioso
homenaje a nuestros queridísimos mayores.
José Ignacio
Moreno Iturralde
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