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“Desde 2005, con la
entrada en vigor de las leyes del llamado “matrimonio homosexual” y del
divorcio exprés, se ha producido una acelerada destrucción de la familia en
España: cada vez hay menos matrimonios y cada vez existe un porcentaje mayor de
rupturas matrimoniales”, señala Mariano Calabuig.
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Este debate no está
cerrado y el Foro de la Familia sigue reivindicando que se recupere una
legislación protectora del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer.
Madrid, 18 de junio de 2015.- Hace justo 10 años, el 18 de
junio de 2005, tuvo lugar en Madrid una de las grandes manifestaciones de
nuestra Democracia, cuando cerca de un millón de personas salieron a la calle
para expresar su rechazo a la ley que suprimió el matrimonio para equipararlo a
las uniones de personas del mismo sexo.
Esa
manifestación, que se celebró bajo el lema “La
familia sí importa”, puso de manifiesto cómo una parte importante de la
sociedad española reivindicaba el mantenimiento del matrimonio como institución
específica para la unión entre un hombre y una mujer, y fue acompañada de
una Iniciativa Legislativa Popular en defensa del matrimonio y rechazando la
adopción conjunta por personas del mismo sexo, que fue avalada por un millón y
medio de firmas de ciudadanos españoles y presentada ante el Congreso de los Diputados.
Hoy, al
cumplirse 10 años de aquella manifestación, conviene recordar que el rechazo a
la nueva legislación en materia de matrimonio promovida por Zapatero sigue
siendo causa viva para muchos españoles que con el transcurso del tiempo han
ido viendo cómo se confirmaban los motivos de aquel rechazo. En efecto, como
declara el presidente del Foro de la Familia, Don Mariano Calabuig: “Desde 2005, con la entrada en vigor de las
leyes del llamado “matrimonio homosexual” y del divorcio exprés, se ha
producido una acelerada destrucción de la familia en España: cada vez hay menos
matrimonios y cada vez existe un porcentaje mayor de rupturas matrimoniales.
Estos dos
fenómenos tan preocupantes tienen causas profundas, pero claramente se han
visto acelerados e incrementados por aquellas dos leyes de 2005 que han convertido el matrimonio en una institución
banal, de contornos difusos, y en el contrato menos protegido por el derecho de
todos los regulados por una ley. Las leyes, a parte de su fuerza normativa,
tienen un efecto pedagógico y, si la ley presenta el matrimonio como un mero
contrato temporal por tres meses entre dos cualesquiera personas, no se sabe
muy bien para qué, no es extraño que cada vez menos gente se sienta atraída por
el matrimonio y éste sea tomado menos en serio.”
Los
manifestantes del 18J de 2005 manifestaron también su preocupación porque, una
vez entrada en vigor la ley, era previsible que se intentase ir imponiendo a
toda la sociedad la visión de la sexualidad, del matrimonio y de la familia
subyacente a la misma en claro detrimento de libertades constitucionales
básicas como las de pensamiento, ideológica, de expresión o religiosa. Y este
temor también se ha cumplido.
Al respecto,
Calabuig declara: “La reforma educativa de 2005 con ‘Educación para la ciudadanía’
ya supuso un intento de imponer los postulados de la ideología de género a
todos los escolares españoles, trasladando así a la escuela la idea del
legislador de 2005 sobre el matrimonio, y recientemente diversas leyes
aprobadas por varias Comunidades Autónomas, como Galicia, Cataluña y
Extremadura, avanzan en esta misma línea de querer instrumentalizar la
enseñanza y otros sectores de la actividad administrativa al servicio de la
imposición a todos los ciudadanos de los postulados de género en contra de la
libertad de pensamiento en materia de sexualidad y cuestiones conexas. Siguen así proyectándose en nuestra
sociedad los efectos negativos de una reforma legal que contó y cuenta con el
rechazo de parte de la sociedad española.”
El FEF recuerda
que, en su sentencia sobre la ley del llamado “matrimonio homosexual”, el
Tribunal Constitucional afirmó que esa ley era constitucional pero que también
era constitucional la regulación anterior que reservaba el matrimonio para las
uniones específicas de un hombre con una mujer. Por lo tanto, este debate no está cerrado y el Foro de la
Familia sigue reivindicando que se recupere una legislación protectora del
matrimonio como unión entre un hombre y una mujer y protegida en su estabilidad.
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