Indudablemente
no se puede obligar a nadie a ser madre. Los políticos de Navarra decían hace
unos días en el Parlamento Navarro: “No conozco a nadie en Navarra o en España
que haya querido ser madre y haya tenido trabas”. Y así han rechazado esta
semana pasada aprobar una Ley de Protección a la maternidad.
En estos últimos
años los políticos se han especializado en ponerse vendas en los ojos y ver sólo
lo que ellos quieren ver y tapones en los oídos para oír lo que ellos quieren oír.
Y en este tema, la ceguera y sordera va acompañada por una incapacidad para
pensar en la realidad de muchas mujeres que ya son madres en un embarazo
imprevisto en circunstancias desfavorables (llamémoslas sin eufemismos, trabajo
en precario, paro, pareja inestable, soledad.) y quieren ser madres. Porque
saben que lo que gestan es un ciudadan@. Y estos políticos no favorecen la
elaboración de leyes y realidades objetivas que les ayuden. Tienen otras
prioridades.
La mujer no es
libre cuando no puede mantener su embarazo sin ayudas y éstas se le niegan. En
una España envejecida y en crisis, debería impulsarse leyes de apoyo a la
maternidad y estas leyes, que ya se aprobaron en 10 autonomías ( Galicia, La
Rioja, Principado de Asturias, Castilla La Mancha, Castilla y León, Comunidad
de Madrid, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Islas Baleares e Islas
Canarias), deberían extenderse por todo el Estado. Y, como se ha hecho en
Castilla la Mancha, dar contenido real presupuestario a esta ley con ayudas a
la mujer que le permitan de verdad ser libre.
Mª Rosario
Bachiller Luque
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