Querer que las leyes de un país se basen en un humanismo cristiano no es ningún tipo de confesionalismo. Las ideas cristianas sobre la vida, la familia y la educación reflejadas en leyes no suponen ningún ataque a las ideas de los no cristianos. Se trata de convicciones que parten de la idea de que los fundamentos de la familia y de la vida se basan en la naturaleza humana, y que, por tanto, pueden ser asumidos por muchas otras personas de distintas convicciones. Por ejemplo: penalizar a un ladrón, no es solo un valor cristiano sino que es un valor humano. Igual ocurre con la defensa del niño no nacido; aunque hoy en día se ha oscurecido el valor de la vida del nonato.
Confesionalismo sería decir que la jerarquía de la Iglesia
tiene que decir cuál es el valor de una multa de tráfico o establecer leyes concretas
de economía o de cualquiera de las múltiples facetas de la vida, asumibles
desde la libertad de millones de puntos de vista. El confesionalismo se opone a
la legítima libertad. La ley natural y el humanismo cristiano fomentan la
libertad, una libertad que no está desvinculada de la naturaleza.
Establecer una seria política familiar es algo que todavía no ha asumido ningún partido político español como meta prioritaria, y que el actual gobierno de España está perdiendo de vista. Las necesidades de las familias españolas son la más evidente de las necesidades. Entre ellas, una fundamental es el derecho al trabajo y a una remuneración justa: una idea, por cierto, profundamente cristiana. Una inteligente y decidida política familiar supondría marcar una tendencia política novedosa y de gran futuro, propia de países con liderazgo.
Un ambiente político, y de medios de comunicación, basado en
la apología del divorcio, el aborto, y la práctica homosexual –dicho esto con absoluto
respeto a estas personas- niega la realidad evidente de las necesidades de las
personas de la calle. Habrá que pensar quienes son los políticos que mejor
defienden a las familias: por ellas, España y el mundo no se ha destrozado ya
múltiples veces. Entre tanto, los ciudadanos corrientes podemos seguir defendiendo a la
familia a través de nuestro ejemplo personal, nuestra profesión y nuestras
relaciones sociales.
José Ignacio Moreno Iturralde
No comments:
Post a Comment