Disfrazarse con cucuruchos y calabazas por la noche puede ser una gansada divertida. Otra cosa es hacer esto masivamente, en las fechas en que millones de personas recuerdan a sus familiares difuntos. Tomarse la muerte a broma es hacer lo mismo con la vida: no darle importancia. Sin embargo, la verdad es que tenemos un tiempo para hacer muchas cosas interesantes para nosotros y también para los demás. De ese tiempo tendremos que dar cuenta a Dios, que es Padre misericordioso y justo. Divertirse es bueno, cuando la realidad se presta a ello. Reírse de todo es caer en la estupidez, que puede ser fuente de inmoralidad. Hay que tener fortaleza para enseñar a los más jóvenes a ir contracorriente, y no dejarse llevar por modas frívolas, nada cristianas, y saber proponer otros planes mejores.
José Ignacio Moreno
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