Según un sondeo polaco, los católicos de este país se confiesan con frecuencia, y consideran que este sacramento les ayuda a mejorar su vida espiritual, a profundizar y a cambiar en las relaciones de familia, y a perdonar. No está mal. La Confesión fue instituida por Jesucristo como alivio de las penas del pecado y como recurso que
ensancha el alma hacia el bien y la felicidad. Sólo en la medida en que vuelva a hacerse una práctica habitual volverá a correr por los fieles savia nueva y con ello frutos abundantes de apostolado.
Eva nordbeck
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