Una cara puede ser
muy bonita, pero si adquiere un tamaño que sustituye al tronco y empalma con la
cadera estaremos ante un monstruo o un personaje de Toy Story. La libertad y la
autonomía suponen una dimensión humana importantísima, que ha de ser
dimensionada. Cuando uno quiere mucho a una persona, se goza en invertir su
autonomía en ella. Por esto es bueno saber que el amor no es la simple
afectividad, y que tiene muchos aspectos. Si quiero a mi hermano como a mi madre
y a mi mujer como a mi abuela se puede producir un lío considerable. Al
relacionar el amor con la condición real de las personas a las que se refiere,
aprendo a querer con justicia. Por esto he de querer especialmente a los más
necesitados. Así consigo que mis amores me hagan ser mejor persona, porque entonces
son verdaderos.
El amor es el mejor
hogar para la autonomía; y la justicia, basada en la realidad, hace que el amor
sea tal y no se desintegre.
José Ignacio Moreno
Iturralde
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