Esta mañana, una profesora compañera de trabajo, terminó
hasta el último minuto su última clase, pues se jubilaba. Pero hay algo que ella no
esperaba: al salir del aula, se encontró todo el pasillo adornado con una
alfombra roja, que la homenajeada recorrió con asombro y emoción, al mismo tiempo que unos ciento
cincuenta alumnos y alumnas, además de otros muchos profesores, le daban un
fortísimo aplauso y un ramo de flores. Que Dios nos siga concediendo
profesionales de tanta categoría, y una chavalada tan maja y estupenda.
José Ignacio Moreno
No comments:
Post a Comment