La semana pasada, el accidente del avión de de
Germanwins, siniestrado en los Alpes franceses, ha sido un
acontecimiento que ha acaparado nuestra atención influidos, como
siempre, por la especial incidencia de los informativos de la TV.
Tendríamos que tomar, con parecido interés, los últimos días de la vida
de Jesús y su muerte en la Cruz. Hay gente que le tiene miedo a la
muerte, dicen que es porque no han visto lo que hay después. Algunos no
se explican por qué existe el sufrimiento; y, sobre todo, por qué sufren
los inocentes. Jesús el Hijo de Dios también sufrió y murió en la
Cruz, para perdonar nuestras faltas o pecados y demostrarnos que el
dolor suele ser imprescindible para hacer las cosas que en realidad
valen la pena, no según nuestro capricho o nuestra comodidad, sino para
cumplir la voluntad de Dios, y poder hacer el bien a los demás. Por eso
Los que tienen sentido espiritual procuran unir su dolor a la Cruz de
Cristo. Ya se ve, entonces, que, acercándose a la Iglesia, la Semana
Santa puede llevar a considerar y encontrar la respuesta a las grandes
incógnitas del hombre sobre su vida y su destino; esas importantes
cuestiones que superan en importancia a la novela que estamos leyendo,
la clasificación del fútbol o si va a hacer sol para poder ir a la
playa.
No comments:
Post a Comment