Sunday, March 19, 2023

Mujer. 3


No solemos celebrar el primer día en que fuimos conscientes de lavarnos los dientes o de ponernos unos calcetines. Lo más significativo suele estar en momentos especialmente cordiales con familiares o amigos. Pienso que la mujer tiene una especial capacidad de recordar estos buenos momentos. Su cabeza y su corazón pueden estar más integrados que en el caso de los hombres. Me parece que las mujeres tienen una mayor capacidad contemplativa del mundo y más facilidad para interpretar unitariamente los diversos aspectos de una persona. Esta receptividad psicológica, física y espiritual es propia de la identidad femenina. Tales capacidades se actualizan especialmente en la maternidad, dando lugar a los episodios más entrañables de la condición humana. También pueden suceder cosas muy duras; por ejemplo, recuerdo el velatorio común de tres amigos míos fallecidos en el mismo accidente de tráfico y el tremendo dolor de sus madres allí presentes. Me di cuenta de la enorme fuerza de la maternidad.

Las mujeres, desde la segunda mitad del siglo XX, han avanzado en su progreso académico y profesional. Las tareas familiares del hogar, fruto de su incorporación al mercado laboral, son compartidas entre esposo y esposa. Se han dado muchos avances sociales, y hace falta conseguir muchos más. Pero hoy, la institución familiar se está resquebrajando y tambaleando de un modo alarmante y esto no es porque seamos más humanos, sino todo lo contrario. Por supuesto que hay situaciones insostenibles; pero otra cosa es considerar como progreso que muchos niños y niñas se vean privados de su unidad familiar. Esto es una muestra de necedad y de egoísmo.

Una de las condiciones para la felicidad es la libre afirmación de nuestro ser. Una cabra suele estar contenta con serlo; pero un ser humano necesita aceptar su vida y su naturaleza para no acabar como una cabra. Esta aceptación es precisamente el punto de partida de su mejor progreso y superación. Cuando un hombre no acepta ser un caballero se convierte en un villano; o si no ejerce su paternidad, solo cosechará el resentimiento de sus hijos. Todo lo contrario sucede con un padre fiel, el que está ahí cuando su mujer y sus hijos le necesitan.

También la mujer necesita aceptar su identidad para sacar lo mejor de sí misma. Personalmente prefiero hablar de feminidad que de feminismo, por la misma razón que comprendo mejor la masculinidad que el masculinismo. En cualquier caso, si se entiende por feminismo una reivindicación de los derechos de las mujeres, estamos hablando de algo estupendo. Pero hay un feminismo de segunda generación que va por otros derroteros: se trata de una revelación contra la propia condición de mujer. Promueve una reivindicación de igualdad llena de ira y despecho, hasta el punto de borrar la diferencia complementaria de los sexos, generadora de la familia y de la vida humana. Esto está dicho con el más sincero respeto a todas las sensibilidades y afectividades.

C.S. Lewis, en su visionario libro “La abolición del hombre”, situaba en el origen de este drama en anteponer lo que el propio pensamiento considere a la realidad de las cosas. De este modo, los fuertes podrán imponerse a los más débiles si así les place, porque no hay una naturaleza común a la que respetar. También hoy hay seres humanos, sumamente inocentes, a los que se niega su humanidad cínicamente para poder eliminarlos cuando parezca conveniente.

Hace falta -disculpen la ocurrencia- una Mujer. 3; como ya hay tantas. Mujeres capaces de integrar libremente los diversos aspectos de la vida familiar y profesional, dando prioridad a los más humanos. Cada mujer puede actuar libre y personalmente desde una perspectiva integradora, cordial, creadora de lazos interpersonales, profundamente femenina. Una feminidad que ilumina la complementariedad masculina y da simpatía y encanto al mundo. Dostoievski dijo que la belleza salvará al mundo, y la mujer tiene mucho que decir y hacer al respecto.

 

José Ignacio Moreno Iturralde

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